Mis últimos meses han sido muy cambiantes y llenos de cosas, en los que también he profundizado mucho en mi trabajo personal y me he dado cuenta de toooodo lo que tengo todavía que hacer consciente y trabajar en mí.
Es un camino que no se acaba nunca (¡y menos mal!) y -como decíamos en el último Círculo de experiencias del Laboratorio de movimiento- mientras más herramientas vamos descubriendo y más consciencia de nosotres mismes tenemos, más retos se nos presentan. Como si los retos esperaran a que estemos listas para resolverlos para poder manifestarse.
Me resulta increíble cómo la vida puede ser tan milagrosamente bella y abundante y al mismo tiempo tener el poder de mostrarnos lo más oscuro y doloroso de nosotres, de los demás, del mundo.
Lo hermoso de este camino hacia adentro y de este conocernos con amor y consciencia es que somos cada vez más capaces de enfrentar esos retos y esas oscuridades de forma cada vez más sana, compasiva y amorosa.
No hay vuelta atrás. Cuando comenzamos a despertar ya no volvemos a ser las mismas. Empezamos a separar y a acallar el discurso de la mente para no confundirlo con nuestro verdadero ser, aunque sea por momentos. Empezamos a entender los momentos oscuros como oportunidades valiosísimas para conocernos.
Cómo reacciono ante algo, cómo me hace sentir lo otro, cuáles son mis pensamientos recurrentes, o mis comportamientos. Empezamos a observarnos con curiosidad y a descubrir que todo lo que hacemos y pensamos y decimos nos habla de nuestras facilidades, dificultades, formas de pensar, creencias, y sobre todo, ganas de sentirnos protegidas, seguras y amadas. Es realmente muy conmovedor.
Si esto resuena contigo y quisieras compartir conmigo tu sentir, comenta este post y me hará muuuy feliz leerte y conectar.
Te invito a que te quedes pendiente de las cosas que están sucediendo en Humana Despierta. Puedes curiosear todos los programas, servicios y recursos gratuitos en mi página web.
Te mando un abrazo enorme, gracias por estar aquí.
Silvia